Ayer mi esposo y yo fuimos a cenar. El lugar estaba lleno de gente. Cuando salíamos, pasamos por una terraza que da al exterior del restaurante. Alli había una mesa con 10 jóvenes. Ninguno de ellos se comunicaba entre si. Ni siquiera se miraban. Todos estaban absortos con sus telefonos blackberry. La mesa estaba de fotografía. Mostraba la paradoja tecnológica del avance de las telecomunicaciones: Ahora nos podemos comunicar más y mejor desde cualquier rincón del mundo, pero personalmente nos comunicamos menos. Pareciera que estuviéramos disociados de nuestro entorno. ¿Estarán estos teléfonos arruinando nuestra vida social y personal?
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